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lunes, 22 de marzo de 2010

La falta de una adecuada antelación. (CAF)

Represa El Guri | Archivo

El impacto del fenómeno de El Niño no es nuevo para el sector eléctrico en Venezuela. Un estudio de la Corporación Andina de Fomento señala que, en el pasado, generó efectos reducidos debido a la eficiente respuesta oficial, basada en el manejo de información, colaboración entre instituciones del Gobierno y respaldo de generación térmica. El organismo también alertó sobre vulnerabilidades que debían corregirse a futuro, por lo cual realizó 20 recomendaciones.

El presidente Hugo Chávez ha culpado exclusivamente a El Niño de la caída de los niveles del agua del Guri, principal generador de electricidad en el país. Sin embargo, debido al manejo desacertado, como han manifestados expertos en el área, de la crisis eléctrica actual se pone en evidencia que no se han tomado en cuenta las sugerencias de la CAF para aminorar los riesgos del fenómeno natural.

Al menos en dos ocasiones el evento climático tuvo impacto en la generación de electricidad en Venezuela, señala el documento denominado Las lecciones de El Niño y publicado en el año 2000, que también tiene capítulos para Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador.

Allí se registra que ha incidido 16 veces en el país desde 1950.

En 14 de esas ocasiones, el caudal anual del Caroní estuvo por debajo de la media y en la mayoría de ellos fueron los más secos de la historia.

El primer antecedente ocurrió en 1992, cuando el embalse del Guri descendió a niveles mínimos históricos. "A raíz de lo anterior, Edelca inició una serie de actividades y adquirió equipos, con el objeto de mejorar su capacidad para predecir con antelación la llegada de este fenómeno, de determinar el posible impacto del mismo sobre los aportes y de poder dar pronósticos hidrológicos confiables".

También se explica que la Oficina de Planificación Sectorial (actualmente Centro Nacional de Gestión) decidió adquirir un modelo de despacho hidrotérmico e iniciar un programa de capacitación del personal para predecir el evento. Otra decisión que se tomó fue la de acelerar los proyectos de parque termoeléctrico.

Efectos controlados. El segundo fenómeno que tuvo gran incidencia en la electricidad fue el que ocurrió entre 1997 y 1998. Golpeó las dos regiones donde se genera hidroelectricidad en el país: Guayana (el complejo del Guri) y los Andes (complejo Uribante-Caparo).

En los Andes se disminuyó la generación de hidroelectricidad en 21,12% entre los meses de febrero a mayo, lo que ocasionó una reducción de los ingresos de Cadafe de 400 millones de bolívares antiguos.

En Guayana, el Guri redujo su aporte de volumen de agua 31% pero no hubo impacto en el usuario final.

En ambos sistemas hidroeléctricos los efectos fueron disminución de los aportes de agua a los embalses; crecimiento de la demanda de electricidad residencial debido a las altas temperaturas y mayor número de incendios; incremento de las salidas forzadas de líneas de transmisión; y aumento de la generación termoeléctrica.

En este caso, el efecto se tradujo en mayores costos de producción energética, debido a un aumento de la generación termoeléctrica para compensar la disminución de generación hidroeléctrica; y la erogación del Estado para subsidiar el fuel oil que se utilizó para el mercado interno. "Se produjeron pérdidas para las empresas, para el país en general y para su balanza de pagos", indica el informe. El daño al sector eléctrico se contabilizó en 17,2 millones de dólares.

El informe concluye con un buen saldo para la Venezuela de entonces. "La adecuada antelación en el aviso acerca de la inminencia del fenómeno, combinada con la muy buena planificación de la operación del Sistema Eléctrico Interconectado (bajo la que se combinó la generación de centrales térmicas e hidráulicas) permitió que el costo originado por El Niño fuese de una magnitud relativamente baja, especialmente al tener en cuenta la vulnerabilidad del sistema ante la ocurrencia de sequías prolongadas. De no haber sido así se habría tenido que recurrir a racionamientos de energía al final de la estación seca, con el consiguiente efecto negativo sobre las actividades que utilizan electricidad".

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