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sábado, 21 de agosto de 2010

El complejo First Solar. (CNN)

A las afueras de Toledo, Ohio, detrás de una pequeña plaza comercial, se encuentra el complejo donde First Solar construye sus paneles solares. El movimiento de la energía verde ha generado docenas de nuevas empresas solares en la década pasada, todas dependen de subsidios gubernamentales diseñados para compensar el hecho de que cuesta más producir la energía solar que el combustible fósil.


First Solar, propiedad de John Walton (heredero del fundador de Wal-Mart), se destaca del grupo por ser un productor de bajo costo en un mercado de commodities donde las empresas compiten casi exclusivamente por el precio.

Tras la estela del desastre petrolero de BP, parece políticamente inverosímil que los subsidios a la energía limpia desaparezcan. Y cada año que los subsidios se dan, First Solar se acerca a su objetivo: competir exitosamente en un mercado energético abierto.

La empresa, fundada en 1990 por Harold McMaster, ganó el año pasado 648 millones de dólares (mdd) por ventas de 2,500 mdd, generadas por sus plantas en Ohio, Alemania y Malasia. En los últimos tres años, los ingresos de First Solar han crecido a una tasa promedio anual de 140%.

First Solar, una de las 10 empresas mundiales de mayor crecimiento, fabrica paneles solares de teluluro de cadmio, ligeramente menos eficientes que los paneles convencionales de silicona, por lo que en teoría se necesitan más para producir la misma cantidad de electricidad. Pero funcionan mejor que los paneles de silicona en condiciones de escasa luz y requieren menos mantenimiento. La empresa también ha desarrollado el proceso de manufactura más barato en toda la industria de energía solar, lo que explica que se convirtiera en uno de los mayores fabricantes de paneles en el mundo. El año pasado, sus costos de producción fueron de 87 centavos de dólar por watt, cuando en 2005 eran de 1.59 dólares por watt. Si sus costos de producción siguen disminuyendo al ritmo actual, para 2015 las plantas de energía equipadas con módulos de First Solar podrán vender electricidad a aproximadamente 10 o 12 centavos de dólar por kilowatt-hora, comparable a las tarifas de la electricidad procedente de plantas de gas operando a horas pico.

La compañía guarda celosamente sus secretos de producción: el director de la planta de Toledo, Todd Spangler, no divulga cuántos empleados trabajan en su inmaculada fábrica, o qué tipo de compuesto se usa para separar las celdas individuales en cada panel. "Sólo es metal" dice afablemente. Sí menciona que la planta opera cuatro líneas de ensamblaje 24 horas al día, siete días a la semana. First Solar espera que la planta produzca 236 megawatts de módulos solares este año, el 17% de su producción global.

A la fecha, los subsidios gubernamentales (en sus dos principales mercados, Estados Unidos y Alemania) han alimentado el crecimiento de First Solar, pero Larry Polizzotto, vicepresidente de relaciones con inversionistas, señala que su objetivo es que la energía solar viva "en un mundo sin subsidios".

Por ahora, sin embargo, la desaparición de los subsidios echaría por tierra el modelo de negocio de First Solar. España, por ejemplo, fue alguna vez un mercado prometedor para First Solar y otras empresas de energías renovables. Hasta 2008, el Gobierno español ofrecía uno de los regímenes más favorables del mundo para ese tipo de energía, garantizando a los productores un retorno de capital del 25%. Pero en ese año España recortó drásticamente sus apoyos a la energía renovable, que se volvió inasequible. El año pasado, las instalaciones de energía limpia cayeron 90% en el país ibérico. De allí que el presidente ejecutivo de First Solar, Rob Gillette, haga llegar claramente su mensaje a los gobiernos: "Necesitamos consistencia, para que todos sepamos cuáles son las reglas".

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