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miércoles, 19 de mayo de 2010

Alquitrán en Key West. (AP).

La detección de bolas de alquitrán en Key West, Florida, alimentó el temor en Estados Unidos de que el enorme derrame de crudo del Golfo de México se esté extendiendo por las corrientes oceánicas y subió la presión sobre BP para frenar la fuga de petróleo.


Los legisladores en Washington seguían adelante con sus esfuerzos por elevar el límite de las compensaciones de las compañías para cubrir accidentes petroleros, mientras el Gobierno dijo que la actividad de perforación era crítica para satisfacer las necesidades energéticas del país.

Cuatro semanas después de que la plataforma petrolera operada por BP Plc explotó y causó una fuga masiva de petróleo desde las profundidades del Golfo de México, los funcionarios subrayan que el impacto sobre la costa y la vida silvestre hasta ahora ha sido mínimo.


Pero las noticias del hallazgo de esferas de alquitrán en Florida elevaron los temores de que la mancha de petróleo se esté propagando dramáticamente.

Mientras las pruebas para determinar si el alquitrán encontrado en el sur de los populares estrechos de Florida provienen del pozo dañado de BP están en proceso, Florida enfrenta un potencial impacto del desastre sobre su industria turística que mueve 60.000 millones de dólares al año.


"Creemos que es poco probable que (las esferas de alquitrán) sean del derrame petrolero del Golfo, aunque lo sabremos con certeza en un par de días. Mientras estamos preocupados por lo que sucederá, tratamos de mantener una actitud positiva", dijo Craig Cates, alcalde de Key West.

De confirmarse, sería el registro más al sur y al este que se tiene del derrame en el Golfo de México, que se teme que eclipse al accidente del Exxon Valdez en 1989 en las costas de Alaska y se convierta en el peor desastre ecológico en la historia de Estados Unidos.


Restos de petróleo y bolas de alquitrán han sido reportadas en Luisiana, Alabama y Misisipi. Barreras de contención de varios kilómetros de extensión han sido utilizadas para intentar defender la ribera.

"FUERA DE CONTROL"


La británica BP, declarada responsable por el Gobierno de Obama de la calamidad ambiental que afecta a las economías y los ecosistemas de la costa del Golfo de México, continúa con sus intentos por contener el vertido y reparar el pozo dañado.

Después de insertar un tubo de 1,6 kilómetros de largo en el ducto desde el cual mana el petróleo, BP dijo el martes que estaba atrapando unos 2.000 barriles por día (bpd), cerca del 40 por ciento de los 5.000 barriles que estima se derraman diariamente.


La firma espera aumentar la tasa de captura de crudo.

Pero nuevos videos mostraron enormes cantidades de petróleo que todavía se expanden por el océano, lo que refleja el limitado impacto que tendrían las reparaciones de BP.


El senador demócrata de Florida, Bill Nelson, reveló un pronóstico de científicos de la Universidad del Sur de Florida que señala que parte de la mancha de petróleo podría alcanzar los cayos de Florida en cinco o seis días, y posiblemente Miami cinco días después.

"Siempre espero lo mejor, pero esto parece estar realmente fuera de control", dijo Nelson en un comunicado antes de una nueva ronda de audiencias sobre el derrame en el Congreso el martes.


Las acciones de BP subieron inicialmente más de un 1 por ciento el martes en Londres, pero luego cayeron ligeramente.

La compañía estimó la factura por la limpieza en 625 millones de dólares, 175 millones más que algunos días atrás, mientras los analistas dicen que los costos podrían alcanzar miles de millones.

En una señal de mayor pesadumbre para la compañía, el Secretario del Interior, Ken Salazar, dijo ante un panel del senado que el Gobierno está investigando la plataforma de producción petrolera Atlantis, también operada por BP.

Un grupo consumidor solicitó el lunes a una corte federal de Estados Unidos detener la producción en Atlantis hasta que sean elaborados los documentos de seguridad.

En una señal del impacto de la extensión del derrame, el Gobierno debió aumentar la zona de veda de pesca al 19 por ciento del área económica exclusiva del Golfo, desde el 10 por ciento anterior.

Los expertos pronosticaron el riesgo de que la pérdida de petróleo sea captada por la potente corriente Loop que circunvala la península de Florida, y la lleve hasta la costa este.

La directora de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, Jane Lubchenco, dijo que restos de petróleo, provenientes del derrame, se acercan a la corriente de Loop y probablemente sean arrastrados por la corriente, si esto aún no ha sucedido.

"Cuando eso suceda, el petróleo podría alcanzar los estrechos de Florida en ocho o diez días", agregó.

"La posibilidad de un importante desastre ecológico en el frágil ecosistema de los cayos no puede ser descartado", sostuvo el pronosticador, Jeff Masters, de la firma Weather Underground.

Un helicóptero de la Guardia Costera y expertos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica planean rastrear la zona de Florida en búsqueda de señales de una mayor contaminación luego de que autoridades encontraran en la orilla unas 20 bolas de alquitrán de hasta 20 centímentros de diámetro.

Key West, situada más al sur de la popular cadena de islas del Estrecho de Florida, es una famoso centro turístico con playas, áreas de buceo y pesca.

"SE LLEVAN NUESTRO SUSTENTO"

Aunque la gente que habita la zona está acostumbrada a que los huracanes impacten sus costas, el derrame de petróleo es un tipo distinto de amenaza.

"El país no ha exigido una evacuación de turistas como lo hacen a menudo durante un huracán, pero si el vertido de petróleo afecta nuestras aguas no habrá ningún visitante para evacuar. Nadie sabe de dónde provienen las esferas de alquitrán, pero traerán tristeza y muerte", dijo el residente Charlie Bauer.

El presidente ejecutivo de BP, Tony Hayward, considera que el impacto ecológico de la marea negra sería leve.

"Creo que el impacto ambiental de este desastre seguramente ha sido muy, muy modesto", agregó.

A medida que el petróleo se introduce en las ricas áreas pesqueras de Luisiana y la actividad comercial y deportiva se suspende en el Golfo, los residentes están preocupados de que su estilo de vida esté bajo amenaza.

"No sólo se están llevando nuestros ingresos, se están llevando nuestro sustento. Nos están quitando la comida de la boca, porque lo que comemos proviene de este pantano", dijo el pescador, Randy Arceneaux, de Cocodrie, Luisiana.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, planea crear una comisión para investigar el incidente en momentos en que la industria petrolera y sus prácticas están bajo la lupa.

Pero el martes, el secretario de Interior de Estados Unidos, Ken Salazar, dijo al Congreso que el país aún debe contar con la perforación petrolera mar adentro para cubrir sus necesidades energéticas.

"El desarrollo costa afuera es una parte necesaria de ese futuro", dijo el funcionario al comité de Energía y Recursos Naturales del Senado durante una audiencia por el desastre ecológico.

Demócratas en el senado de Estados Unidos consideraban respaldar la legislación que no impone límites a las compensaciones que las petroleras enfrentarían si son responsables de los derrames de petróleo, dijo el senador de Nueva Jersey, Robert Menendez.

La audiencia del Comité de Comercio del senado también está previsto que interrogue al presidente de BP America, Lamar McKay, y a Steven Newman, presidente de Transocean, propietaria de la plataforma que explotó y operaba en nombre de

BP.

Inversores ya quitaron cerca de 30.000 millones de dólares al valor de BP en bolsa debido al derrame, el cual comenzó después de la explosión de la plataforma de perforación Deepwater Horizon el 20 de abril, que dejó 11 trabajadores muertos.

El desastre ha golpeado la imagen de BP, que ya estaba en la mira tras un derrame en uno de sus ductos en Alaska, Estados Unidos, en el 2006 y un incendio del 2005 en una refinería de la compañía en Texas City, que dejó 15 muertos y 180 heridos.

(Reporte adicional de Matthew Bigg y Steve Gorman en Luisiana, Anna Driver en Houston, Tom Brown y Jane Sutton en Miami, Richard Cowan, Tom Doggett y Ayesha Rascoe en Washington, y Sarah Young en Londres. Editado en español por Damián Wroclavsky)

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